– Tu mamá tenía razón –

Crecimos escuchando esa frase como regaño, pero en realidad era una brújula.
Una verdad incómoda —y tremendamente liberadora— que la vida te repite una y otra vez cuando te distraes mirando hacia afuera.
Y hoy, me parece que recordar esa frase, es más necesario que nunca, porque:
La comparación es un atajo a la parálisis.
La imitación es un pasaporte a perderte.
La crítica constante solo habla del vacío de quien la emite.
Creo sinceramente que todos estamos aquí para ser, no para competir por quién grita más fuerte ni para ajustar nuestra identidad según el ruido del resto.
La pregunta real nunca ha sido:
“¿Qué están haciendo los demás?”
Sino:
“¿Qué estoy haciendo yo?”
Y a partir de esa respuesta, elegir, construir, aportar y diseñar un camino que no es ni bueno ni malo, simplemente es el tuyo y eso, es más que suficiente.
Tu mamá no te estaba regañando.
Te estaba recordando tu poder.
PH1N1X
